Participació, coordinació i pensament estratègic a la Policia
Las tres eines referides constitueixin dins del mon actual de les polítiques de seguretat publiques instruments valuosos que ens donen les possibilitats de degudament utilitzades poder millorar la eficàcia i la eficiència de les polítiques de seguretat publiques. La societat actual es cada vagada més complexa i més dinàmica, no es una societat tutelada si no que ara esdevé una societat que participa de la pressa de decisions i que exercies un saludable control vers els poder públics. Les actuals circumstancies demanen substituir els tradicionals mecanismes de resolució dels problemes per uns altres que puguin respondre a les noves necessitats: les noves tecnologies, la immigració, la delinqüència organitzada, els problemes que afecten a la joventut, la violència domestica , etc. Totes aquestes circumstancies noves demana una e respostes immediates i els operadors jurídics i els seus instruments han de ser en condicions de donarles amb aquesta immediates a la que feia referència.
Em referiré en primer lloc a la participació ciutadana. La participació ciutadana ofereix la possibilitat als ciutadans de establir unes relacions directes amb els responsables de portar a terme les polítiques de seguretat publiques en un determinat territori la vegada que esdevenen uns instruments indispensable del control social que en una societat democràtica com la del nostre país hi ha de haver en relació als operadors que actuen en el àmbit de la seguretat. La participació obeeix a l concepte mes ampli que podria ser “La participació dels ciutadans en la vida de les ciutats” (obra publicada per la Diputació de Barcelona) i que aprofundeix en aquesta mateixa línia de reflexió. La participació opera en un doble sentis: duna banda possibilita als ciutadans saber de primera ma que fa la Policia i duna altre ofereix a aquesta explicar que fa i que farà, en definitiva crea un mar adequat per treballar en aquesta línia de una policia arrelada a la comunitat que es la que volem per nosaltres i el nostre país.
La participació necessita ser articulada degudament per establir una mar legal que sigui el més adequat i a aquesta finalitat obeeix la nostre Llei que ordena el sistema de seguretat publica a Catalunya.
En relació a la coordinació no jeràrquica ens ajuda a establir un espai compartit entre les diferents administracions e institucions que tenen responsabilitats sobre una determinada matèria i edemes revitalitza el tradicional concepte de coordinació jeràrquica amb el que es venia actuen en les organitzacions marcadament piramidals sense la possibilitat d´establir canals de comunicació entre els diferents nivells tècnics., amb totes les consecuéncies negatives esdevingudes de tal practica. Les organitzacions policials necessiten flexibilitat i dinamisme per poder afrontar el nous reptes, les polítiques de seguretat publiques han de dissenyar organitzacions amb més transversalitat , coordinades per objectius comunes i allunyades del criteris racionals burocràtics que perjudiquen les capacitats de adaptacions a les noves circumstancies .
Tot i això necessitem uns procediments de treball que ens donin les possibilitats de sapigueu que fem, si ho fem com estava previst i si hem sigut capaços de utilitzar els recursos degudament. L´ avaluació dels resultats ha de ser guiada per criteris professionals i amb un elevat grau d´ objectivitat. L’ avalució dels resultats penso que es una de les assignatures pendents a les organitzacions policíacs. Tradicionalment aquesta activitat ha sigut reconduïda a l´activitat estadística. Però la estadística per se no ens serà d´utilitat si el procediment emplenat no el correcte. La metodologia es fonamental quan parlem d´ avaluació dels resultats . No ens he de limitar a oferir xifres sinó dades que ens permetin extraure conclusions fiables per modificar estratègies . L´ avaluació dels resultats no solament ha de se feta per les informacions que te la policia, deuen ser complementades amb altres de la resta d´ operador que actuen en l´ àmbit de la seguretat. L´ avaluació dels resultats ha de ser un instrument útil per millorar la qualitat de les nostres organitzacions, dons amb una avaluació dels resultats feta amb un mètode fiable, basat en dades certes es podrà arribar determinar com repercuteix la nostre activitat i si l´utilització dels recursos es correcte o no. L´ avaluació dels resultats es com una auditoria interna que deu tenir per finalitat millorar la qualitat del nostre treball.
martes, 30 de junio de 2009
lunes, 15 de junio de 2009
¿QUIEN VIGILA AL VIGILANTE?
Tomás Gil Márquez.
Miembro del Grupo de Investigación “Las transformaciones del Estado como consecuencia de las tensiones entre la libertad y la seguridad” de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Los recientes acontecimientos sucedidos en la localidad madrileña de Coslada nos deben hacer reflexionar en una cuestión de vital importancia para el correcto funcionamiento de las instituciones democráticas: la transparencia y los mecanismos de control habilitados para garantizarla. Debemos recordar que la sociedad actual de principios del siglo XXI es el resultado de un proceso de evolución histórico que es el que nos ha permitido la consolidación del Estado de Derecho como garantía y límite a la acción del propio Estado, el cual entre otros de sus muchos atributos presenta el del monopolio de la coacción legítima, el cual lleva a la práctica a través de una institución fundamental en los ordenamientos democráticos: la Policía.
La Policía se nos presenta así como un instrumento que en su actuación puede llegar incluso a limitar nuestros derechos más importantes en aras al cumplimiento de su mandato constitucional que establece nuestra Constitución en su artículo 104. Esa función policial debe estar guiada por los principios que la justifican y dentro de los límites que se han establecido para garantizar su sujeción al Estado de Derecho. Consecuentemente las extralimitaciones que se puedan producir deben ser corregidas y reconducidas en beneficio de la confianza que los ciudadanos depositan en la Policía en los ordenamientos democráticos , como es el nuestro, máxime aún cuando nuestra reciente historia nos enseña las consecuencias que de derivan de la actuación de la Policía bajo regímenes no democráticos, como el caso del la Dictadura franquista y las vulneraciones que a su amparo se produjeron por parte de la policía en el ámbito de la violación de los derechos humanos.
Es evidente que no sólo debemos disponer de una policía formada en las más avanzadas técnicas de investigación criminal, si no que es presupuesto indispensable de una moderna policía de corte democrático el haber sido formada en los principios democráticos y éticos, en el respeto a los derechos humanos , presupuestos sin los que de poco sirven los conocimientos técnicos por muy sofisticados que puedan llegar a ser. Por lo que, y a la vista de los recientes sucesos acaecidos en la localidad madrileña de Coslada, y otros que también sucedieron pero que no que no deben quedar en el olvido como el caso Nani, el caso Venero, el asunto Lasa y Zabala, Asuntos todos ellos que sucedieron en nuestra reciente historia y que afectaron gravemente la credibilidad del Estado en las décadas de los años ochenta y noventa, por suponer una clara vulneración de los límites que no deben ser sobrepasados jamás: el respeto a los derechos humanos. El caso Nani , secuestro y desaparición de un joven con antecedentes policiales por parte de un grupo de policías; el caso Lasa y Zabala , dos jóvenes vascos secuestrados y muertos como consecuencia de las torturas que sufrieron por parte de miembros de la Guardia Civil, condenados más tarde por la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en fecha 26 de abril del 2000 y ratificada posteriormente por el Tribunal Constitucional al desestimar el recurso de amparo formulado contra la sentencia que les había condenado.
Consecuentemente de impone la necesidad de ahondar en los mecanismos de prevención de tales conductas criminales para garantizar que no se quiebre la confianza ciudadana en la Policía, confianza que es la clave del éxito de la labor policial en los sistemas democráticos.
No cabe duda que ejercer la profesión policial en un sistemas de libertades no es tarea fácil, estamos sujetos a las transparencia de nuestras actuaciones y a rendir cuentas de nuestra trabajo, así debe ser. Tenemos límites en nuestra función y nosotros mismos, los policías debemos admitir que un policía delincuente es la mayor perversión de una verdadera profesión policial , caracterizada por la honestidad y la profesionalidad de sus componentes. No defraudemos la confianza en nosotros pero tampoco relativicemos los actos de corrupción cuando se producen , pues en primera línea de lucha contra estos supuestos debemos situarnos los policías.
Deben , consecuentemente , ser fortalecidos y mejorados los controles previos, el acceso a la profesión policial, y los posteriores, a través de una formación continua en el ámbito deontológico para evitar que se puedan repetir sucesos lamentables que tanto perjudican la buena labor que en estos años de desarrollo democrático han realizado muchos anónimos policías locales en beneficio de nuestra ciudadanía.
Los aparatos judicial y policial son claves en el normal desarrollo de la vida democrática, la acción democrática no es tan sólo un estado formal , es algo más, es un verdadero ejercicio diario y permanente que se debe traducir entre otras cosas en vigilar al vigilante para evitar que se produzcan “vías de agua” en el Estado de Derecho.
Tomás Gil Márquez.
Miembro del Grupo de Investigación “Las transformaciones del Estado como consecuencia de las tensiones entre la libertad y la seguridad” de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Los recientes acontecimientos sucedidos en la localidad madrileña de Coslada nos deben hacer reflexionar en una cuestión de vital importancia para el correcto funcionamiento de las instituciones democráticas: la transparencia y los mecanismos de control habilitados para garantizarla. Debemos recordar que la sociedad actual de principios del siglo XXI es el resultado de un proceso de evolución histórico que es el que nos ha permitido la consolidación del Estado de Derecho como garantía y límite a la acción del propio Estado, el cual entre otros de sus muchos atributos presenta el del monopolio de la coacción legítima, el cual lleva a la práctica a través de una institución fundamental en los ordenamientos democráticos: la Policía.
La Policía se nos presenta así como un instrumento que en su actuación puede llegar incluso a limitar nuestros derechos más importantes en aras al cumplimiento de su mandato constitucional que establece nuestra Constitución en su artículo 104. Esa función policial debe estar guiada por los principios que la justifican y dentro de los límites que se han establecido para garantizar su sujeción al Estado de Derecho. Consecuentemente las extralimitaciones que se puedan producir deben ser corregidas y reconducidas en beneficio de la confianza que los ciudadanos depositan en la Policía en los ordenamientos democráticos , como es el nuestro, máxime aún cuando nuestra reciente historia nos enseña las consecuencias que de derivan de la actuación de la Policía bajo regímenes no democráticos, como el caso del la Dictadura franquista y las vulneraciones que a su amparo se produjeron por parte de la policía en el ámbito de la violación de los derechos humanos.
Es evidente que no sólo debemos disponer de una policía formada en las más avanzadas técnicas de investigación criminal, si no que es presupuesto indispensable de una moderna policía de corte democrático el haber sido formada en los principios democráticos y éticos, en el respeto a los derechos humanos , presupuestos sin los que de poco sirven los conocimientos técnicos por muy sofisticados que puedan llegar a ser. Por lo que, y a la vista de los recientes sucesos acaecidos en la localidad madrileña de Coslada, y otros que también sucedieron pero que no que no deben quedar en el olvido como el caso Nani, el caso Venero, el asunto Lasa y Zabala, Asuntos todos ellos que sucedieron en nuestra reciente historia y que afectaron gravemente la credibilidad del Estado en las décadas de los años ochenta y noventa, por suponer una clara vulneración de los límites que no deben ser sobrepasados jamás: el respeto a los derechos humanos. El caso Nani , secuestro y desaparición de un joven con antecedentes policiales por parte de un grupo de policías; el caso Lasa y Zabala , dos jóvenes vascos secuestrados y muertos como consecuencia de las torturas que sufrieron por parte de miembros de la Guardia Civil, condenados más tarde por la Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional en fecha 26 de abril del 2000 y ratificada posteriormente por el Tribunal Constitucional al desestimar el recurso de amparo formulado contra la sentencia que les había condenado.
Consecuentemente de impone la necesidad de ahondar en los mecanismos de prevención de tales conductas criminales para garantizar que no se quiebre la confianza ciudadana en la Policía, confianza que es la clave del éxito de la labor policial en los sistemas democráticos.
No cabe duda que ejercer la profesión policial en un sistemas de libertades no es tarea fácil, estamos sujetos a las transparencia de nuestras actuaciones y a rendir cuentas de nuestra trabajo, así debe ser. Tenemos límites en nuestra función y nosotros mismos, los policías debemos admitir que un policía delincuente es la mayor perversión de una verdadera profesión policial , caracterizada por la honestidad y la profesionalidad de sus componentes. No defraudemos la confianza en nosotros pero tampoco relativicemos los actos de corrupción cuando se producen , pues en primera línea de lucha contra estos supuestos debemos situarnos los policías.
Deben , consecuentemente , ser fortalecidos y mejorados los controles previos, el acceso a la profesión policial, y los posteriores, a través de una formación continua en el ámbito deontológico para evitar que se puedan repetir sucesos lamentables que tanto perjudican la buena labor que en estos años de desarrollo democrático han realizado muchos anónimos policías locales en beneficio de nuestra ciudadanía.
Los aparatos judicial y policial son claves en el normal desarrollo de la vida democrática, la acción democrática no es tan sólo un estado formal , es algo más, es un verdadero ejercicio diario y permanente que se debe traducir entre otras cosas en vigilar al vigilante para evitar que se produzcan “vías de agua” en el Estado de Derecho.
Violència de Gènere
Reflexionar envers la violència de gènere avui en dia és pensar en una de les xacres que aquesta societat del segle XXI encara té pendent de resoldre. Malgrat els esforços que es vénen desenvolupant durant els últims anys, en l’àmbit legislatiu, en les reformes judicials, en la prevenció, en els programes d’ajut a les víctimes i en la implicació cada cop més incident de les diferents policies; no hem estat capaços de resoldre aquesta assignatura pendent tot i formar part, avui en dia, d’una societat que creiem avançada. Lamentablement , encara ens resta molt camí per recorre.
Tanmateix, si observem el nostre passat, tenim motius per treure forces de continuar treballant i de resoldre aquesta dramàtica situació que afecta moltes dones. No podem oblidar el nostre infaust passat d’absència de llibertats, en temps de dictadura, noció que certs sectors tenen interès d’oblidar, i d’altres no. Si visualitzem el camí recorregut, observarem l’avenç en la millora de la nostra societat sobre els pilars de la llibertat i la dignitat. La viòlencia de gènere, com a preocupació social, no existia en aquells moments, i des de l’entorn polític i cultural se li dispensava certa comprensió. Eren unes altres circumstàncies, avui feliçment ja superades. Hem de recordar les limitacions en l’àmbit del dret civil i mercantil, la dona necessitava l’autorització del marit per a contractar, en cas contrari, però, aquesta actuació estava tipificada com un delicte d’adulteri dins el Codi Penal del franquisme. No perdem la memòria, doncs contràriament, estarem condemnats al fracàs.
Avui, ens enfrontem, amb tot el nostre esforç, a aquest fenomen indigne i impropi d’una societat democràtica. Hem de treure forces per seguir amb el nostre compromís professional de continuar treballant en aquesta línia amb l’objectiu de reduir els casos de violència domèstica, i per què no; tenim dret a dir-ho, malgrat alguns pensin que estem en front d’una utopia: desitjar que algun dia no sigui necessari reflexionar sobre aquest problema social, perque ja haurem pogut resoldre’l. Continuem sommiant, però treballant cada dia per tal de fer realitat aquest somni.
Tanmateix, si observem el nostre passat, tenim motius per treure forces de continuar treballant i de resoldre aquesta dramàtica situació que afecta moltes dones. No podem oblidar el nostre infaust passat d’absència de llibertats, en temps de dictadura, noció que certs sectors tenen interès d’oblidar, i d’altres no. Si visualitzem el camí recorregut, observarem l’avenç en la millora de la nostra societat sobre els pilars de la llibertat i la dignitat. La viòlencia de gènere, com a preocupació social, no existia en aquells moments, i des de l’entorn polític i cultural se li dispensava certa comprensió. Eren unes altres circumstàncies, avui feliçment ja superades. Hem de recordar les limitacions en l’àmbit del dret civil i mercantil, la dona necessitava l’autorització del marit per a contractar, en cas contrari, però, aquesta actuació estava tipificada com un delicte d’adulteri dins el Codi Penal del franquisme. No perdem la memòria, doncs contràriament, estarem condemnats al fracàs.
Avui, ens enfrontem, amb tot el nostre esforç, a aquest fenomen indigne i impropi d’una societat democràtica. Hem de treure forces per seguir amb el nostre compromís professional de continuar treballant en aquesta línia amb l’objectiu de reduir els casos de violència domèstica, i per què no; tenim dret a dir-ho, malgrat alguns pensin que estem en front d’una utopia: desitjar que algun dia no sigui necessari reflexionar sobre aquest problema social, perque ja haurem pogut resoldre’l. Continuem sommiant, però treballant cada dia per tal de fer realitat aquest somni.
Joventud, Educació, Estupefaents i Violencia
JOVENTUD, EDUCACIÓ , ESTUPEFAENTS I VIOLÈNCIA
El recent informe de Nacions Unitat situa a Espanya en una posició superior a EUA en el consum de cocaïna, el qual des de 1999 s'ha duplicat a Espanya, provocant que la taxa espanyola de consum és quatre vegades superior a la mitjana europea. Les urgències hospitalàries per consum de cannabis se han quadruplicat per deu en deu anys, la cocaïna passa a representar el 64% dels ingressos urgents per consum de drogues. El 2,2% dels adolescents segons un estudi recent del Plan Nacional sobre Drogas reflexa ja que els adolescents entre 14 i 18 anys reconeix que té problemes de memòria associats amb el consum de cannabis. Tanmateix el darrer informe de l’ Obserbatorio español sobre drogas posa de manifest que el percentatge d’ingressos per consum de cannabis ha passat de 7,4 % a un 28% en deu anys. Per últim la Ministra de Sanidad y Consumo reconegué fa unes setmanes en la seva comparexencia al Congrès dels Diputats que “algo no funciona” i que Espanya es “sitúa junto a Dinamarca y Reino Unido entre los tres paises con mayor proporción de consumidores de cannabis”. El consum de cannabis se ha duplicat en els darrers deu anys i un 36% de jovent entre 14 i 18 anys han consumit cannabis en los darrers dotze mesos, uns 761.000 joves.
Tot allò abans manifestat no solament és greu per afectar a aquesta part tan vulnerable de la nostra societat, els joves si no que a més ha de ser posada en relació amb l'important augment d'agressions de pares a fills denunciat per l'última memòria de la Fiscalia General del Estado que “recoge con preocupación tal aumento de las agresiones de hijos a padres e incluso abuelos”, i l'important augment de la criminalitat en menors que afecta a lesions, robatoris amb violència en intimidació, robatoris amb força, delictes contra la llibertat sexual, delictes contra la vida i delictes contra la salut pública.
El tercer eix d'aquesta reflexió és l'espectacular augment de l'abandonament escolar a Espanya, el 29,9% de la població espanyola entre 18 i 24 anys no ha completat el nivell d'educació secundària obligatòria i no segueix cap tipus de formació, dades recollides al recent informe del Ministeri d'Educació i Ciència, dades del curs escolar 2007-2008 i que situen a Espanya al capdavant d'Europa, només ens avança Portugal amb un 39,2% quan Itàlia se situa en un 20%, França un 13,1%, Polònia un 5,6%. Tan sols el 61% de la població d'entre 20 i 24 anys ha completat estudis de secundària, quan la mitjana europea és del 77%.
Segons el meu parer la relació entre un i un altre fenomen és evident i darrere de tota aquesta alarmant situació soterra com causa aquesta tolerància que alguns pretenen esgrimir com a estendard d'un progressisme d'aparador, visió poc realista i, al meu judici de conseqüències aterridores. Crec necessari fer un esforç per dotar de més mitjans els serveis de sanitat i els serveis socials, posar més èmfasi en les polítiques de cohesió social alhora que apostem per una política de tolerància zero en qüestions com la de les drogues i l'alcohol entre els joves. Hem de passar de la cultura de recerca de justificacions a l'injustificable a la del No, a la de prohibir, la de no permetre, i tot això sense complexos, perquè és una necessitat, perquè no anem bé, perquè hem de fugir i rebutjar el pensament líquid.
Quan volem construir un model de societat inspiradora en els principis del relativisme, amb poques obligacions i molts drets, quan no prevalem l'esforç, el sacrifici, el treball i el patriotisme, podem entendre que els principis ètics sobre els que es deu fonamentar una societat que ha de prioritzar les persones estan en crisi. En el marc de desesperació certs conceptes desapareixen o es buiden de contingut per donar pas a posicionaments relativistes.
Ens hem d'endinsar en els principis sobre els quals s'aferma qualsevol comunitat sobre les que es pretengui construir un projecte col·lectiu de futur: l'esforç, el compromís, l'ètica, la dignitat de la persona , la transparència dels poders públics, en definitiva els valors sòlids enfront del relativisme que ens ofega, aquests principis han d’ésser transmès a la joventut com antídot enfront a lo superflu, lo material i lo més fàcil.
Tomàs Gil Márquez
Professor de Dret Constitucional i membre del Grup de Recerca “L´Estat, la Seguretat i la Llibertat” de la UAB.
El recent informe de Nacions Unitat situa a Espanya en una posició superior a EUA en el consum de cocaïna, el qual des de 1999 s'ha duplicat a Espanya, provocant que la taxa espanyola de consum és quatre vegades superior a la mitjana europea. Les urgències hospitalàries per consum de cannabis se han quadruplicat per deu en deu anys, la cocaïna passa a representar el 64% dels ingressos urgents per consum de drogues. El 2,2% dels adolescents segons un estudi recent del Plan Nacional sobre Drogas reflexa ja que els adolescents entre 14 i 18 anys reconeix que té problemes de memòria associats amb el consum de cannabis. Tanmateix el darrer informe de l’ Obserbatorio español sobre drogas posa de manifest que el percentatge d’ingressos per consum de cannabis ha passat de 7,4 % a un 28% en deu anys. Per últim la Ministra de Sanidad y Consumo reconegué fa unes setmanes en la seva comparexencia al Congrès dels Diputats que “algo no funciona” i que Espanya es “sitúa junto a Dinamarca y Reino Unido entre los tres paises con mayor proporción de consumidores de cannabis”. El consum de cannabis se ha duplicat en els darrers deu anys i un 36% de jovent entre 14 i 18 anys han consumit cannabis en los darrers dotze mesos, uns 761.000 joves.
Tot allò abans manifestat no solament és greu per afectar a aquesta part tan vulnerable de la nostra societat, els joves si no que a més ha de ser posada en relació amb l'important augment d'agressions de pares a fills denunciat per l'última memòria de la Fiscalia General del Estado que “recoge con preocupación tal aumento de las agresiones de hijos a padres e incluso abuelos”, i l'important augment de la criminalitat en menors que afecta a lesions, robatoris amb violència en intimidació, robatoris amb força, delictes contra la llibertat sexual, delictes contra la vida i delictes contra la salut pública.
El tercer eix d'aquesta reflexió és l'espectacular augment de l'abandonament escolar a Espanya, el 29,9% de la població espanyola entre 18 i 24 anys no ha completat el nivell d'educació secundària obligatòria i no segueix cap tipus de formació, dades recollides al recent informe del Ministeri d'Educació i Ciència, dades del curs escolar 2007-2008 i que situen a Espanya al capdavant d'Europa, només ens avança Portugal amb un 39,2% quan Itàlia se situa en un 20%, França un 13,1%, Polònia un 5,6%. Tan sols el 61% de la població d'entre 20 i 24 anys ha completat estudis de secundària, quan la mitjana europea és del 77%.
Segons el meu parer la relació entre un i un altre fenomen és evident i darrere de tota aquesta alarmant situació soterra com causa aquesta tolerància que alguns pretenen esgrimir com a estendard d'un progressisme d'aparador, visió poc realista i, al meu judici de conseqüències aterridores. Crec necessari fer un esforç per dotar de més mitjans els serveis de sanitat i els serveis socials, posar més èmfasi en les polítiques de cohesió social alhora que apostem per una política de tolerància zero en qüestions com la de les drogues i l'alcohol entre els joves. Hem de passar de la cultura de recerca de justificacions a l'injustificable a la del No, a la de prohibir, la de no permetre, i tot això sense complexos, perquè és una necessitat, perquè no anem bé, perquè hem de fugir i rebutjar el pensament líquid.
Quan volem construir un model de societat inspiradora en els principis del relativisme, amb poques obligacions i molts drets, quan no prevalem l'esforç, el sacrifici, el treball i el patriotisme, podem entendre que els principis ètics sobre els que es deu fonamentar una societat que ha de prioritzar les persones estan en crisi. En el marc de desesperació certs conceptes desapareixen o es buiden de contingut per donar pas a posicionaments relativistes.
Ens hem d'endinsar en els principis sobre els quals s'aferma qualsevol comunitat sobre les que es pretengui construir un projecte col·lectiu de futur: l'esforç, el compromís, l'ètica, la dignitat de la persona , la transparència dels poders públics, en definitiva els valors sòlids enfront del relativisme que ens ofega, aquests principis han d’ésser transmès a la joventut com antídot enfront a lo superflu, lo material i lo més fàcil.
Tomàs Gil Márquez
Professor de Dret Constitucional i membre del Grup de Recerca “L´Estat, la Seguretat i la Llibertat” de la UAB.
martes, 9 de junio de 2009
Terrorismo global y otras cosas.
El fenómeno terrorista al que se enfrente hoy la sociedad ya no es el viejo terrorismo de principios del siglo XX que tenía su origen en la lucha de clases, adoptando diferentes fórmulas y que se desarrolló en la vieja Europa, tampoco es un terrorismo vinculado a la lucha por la independencia de países colonizados, ni se asemeja al terrorismo desarrollado en Europa en la década de los 60, 70 y que aún sufrimos en la España democrática, el terrorismo de corte radical , ya de extrema derecha o de grupos vinculados a la extrema izquierda y que pretende subvertir el ordenamiento constitucional de forma violenta en protesta por ideales que deben ser defendidos por la palabra y no por el recurso a la violencia. Hoy el fenómeno terrorista nos ha sobrepasado y sorprendido por su virulencia, por su cara oculta y por su carácter de globalizado, es un terrorismo que aprovecha las nuevas tecnologías para mostrar al mundo su actos violentos, asesinatos en directo y sus comunicados, sus proclamas y sus amenazas.
El nuevo terrorismo ha llegado donde era difícilmente imaginable que pudiera actuar se ha “deslocalizado”, se ha socializado el sufrimiento y el horror, lo hemos visto en directo por la televisión y algunos incluso debieron pensar que no era real lo que estaban viendo era un mal sueño.
Frente a esta situación los Estados y la comunidad internacional ofrecen como respuesta una lucha que bien se asemeja a una guerra contra la amenaza genérica, difusa que representa el nuevo fenómeno terrorista. Pero se equivocan aquellos que piensan que es una guerra tradicional, en el nuevo conflicto, que aparece como deslocalizado, el enemigo ni es fácilmente reconocible, ni carece de apoyo social en amplias parte del mundo.
El terrorismo global presenta otro elemento que le hace más peligroso aún, no es tan sólo una cuestión ideológica la que le alimenta, si no un fanatismo con una enorme carga religiosa que le hace pensar en términos de una guerra santa, lo que nos hace retroceder a la Edad Media pero con los elementos de destrucción y nuevas tecnologías de comienzos del siglo XXI. Aquellos que consideran que el terrorismo global se alimenta de las desigualdades económicas y de lo que en Europa denominamos injusticias sociales, los que practican una visión que reducen las causas del nuevo fenómeno terrorista únicamente a las, se equivocan. Entre las causas del nuevo terrorismo una de capital importancia es la religiosa, aquella que se fundamenta en una visión integrista del mundo y que encuentra es ese argumento el pretexto para declarar la guerra a Occidente, es en definitiva un enfrentamiento entre el mundo libre y el incivilizado, anclado en posturas de las que se dieron en Europa en la Edad Media, las cuales fueron superadas como consecuencia del desarrollo político y social que se dio en la vieja Europa y que no se han producido en ese otro mundo que todavía se encuentra bajo la dominación de regímenes teocráticos, donde se niegan los derechos humanos y la libertad.
Considerar a esos regímenes civilizaciones es un insulto a la dignidad humana, un ataque a la memoria de aquellos que en occidente y en otras partes del mundo dieron su vida por la libertad, desde las costas de Normandia hasta el Pacífico, es olvidar el holocausto. Es en definitiva es un pensamiento “gaseoso” condenado al fracaso y que nos sitúa en una posición de debilidad que en su fase más peligrosa proclama que la tolerancia frente a los intolerantes puede contribuir a reducir el riesgo, se equivocan estos, pues, lejos de disminuirlo lo aumenta. Podemos considerar, que incluso lo alimenta al situar y reconocer la intolerancia en un plano paralelo al de la libertad, no son planos paralelos, son antagónicos, puesto que por principio se repelen y se excluyen , son incompatibles. Y lo que, aún es peor, se les encuadra en un escenario internacional bajo el marco de la “cultura de las civilizaciones”.
Es en definitiva un pensamiento tan vacuo y equivocado como el que niega “la Europa de las Catedrales”, olvidándose de la influencia y del papel del cristianismo como elemento cohesionador en la andadura durante siglos de la vieja Europa, es olvidar, o lo que es peor aún, ignorar, que en la constitución de la actual Unión Europea los artífices tenían una profunda fe cristiana. A veces la ignorancia y el radicalismo dejan de ser atrevidos para convertirse en meros aparatos de propaganda al servicio de una reinvención de la historia, debe ser falta de memoria o mala fe. Confío que sea falta de memoria, esta , en ocasiones, tiene fácil solución , la mala fe, por el contrario, es de difícil tratamiento, no es una patología es una actitud.
El fenómeno terrorista al que se enfrente hoy la sociedad ya no es el viejo terrorismo de principios del siglo XX que tenía su origen en la lucha de clases, adoptando diferentes fórmulas y que se desarrolló en la vieja Europa, tampoco es un terrorismo vinculado a la lucha por la independencia de países colonizados, ni se asemeja al terrorismo desarrollado en Europa en la década de los 60, 70 y que aún sufrimos en la España democrática, el terrorismo de corte radical , ya de extrema derecha o de grupos vinculados a la extrema izquierda y que pretende subvertir el ordenamiento constitucional de forma violenta en protesta por ideales que deben ser defendidos por la palabra y no por el recurso a la violencia. Hoy el fenómeno terrorista nos ha sobrepasado y sorprendido por su virulencia, por su cara oculta y por su carácter de globalizado, es un terrorismo que aprovecha las nuevas tecnologías para mostrar al mundo su actos violentos, asesinatos en directo y sus comunicados, sus proclamas y sus amenazas.
El nuevo terrorismo ha llegado donde era difícilmente imaginable que pudiera actuar se ha “deslocalizado”, se ha socializado el sufrimiento y el horror, lo hemos visto en directo por la televisión y algunos incluso debieron pensar que no era real lo que estaban viendo era un mal sueño.
Frente a esta situación los Estados y la comunidad internacional ofrecen como respuesta una lucha que bien se asemeja a una guerra contra la amenaza genérica, difusa que representa el nuevo fenómeno terrorista. Pero se equivocan aquellos que piensan que es una guerra tradicional, en el nuevo conflicto, que aparece como deslocalizado, el enemigo ni es fácilmente reconocible, ni carece de apoyo social en amplias parte del mundo.
El terrorismo global presenta otro elemento que le hace más peligroso aún, no es tan sólo una cuestión ideológica la que le alimenta, si no un fanatismo con una enorme carga religiosa que le hace pensar en términos de una guerra santa, lo que nos hace retroceder a la Edad Media pero con los elementos de destrucción y nuevas tecnologías de comienzos del siglo XXI. Aquellos que consideran que el terrorismo global se alimenta de las desigualdades económicas y de lo que en Europa denominamos injusticias sociales, los que practican una visión que reducen las causas del nuevo fenómeno terrorista únicamente a las, se equivocan. Entre las causas del nuevo terrorismo una de capital importancia es la religiosa, aquella que se fundamenta en una visión integrista del mundo y que encuentra es ese argumento el pretexto para declarar la guerra a Occidente, es en definitiva un enfrentamiento entre el mundo libre y el incivilizado, anclado en posturas de las que se dieron en Europa en la Edad Media, las cuales fueron superadas como consecuencia del desarrollo político y social que se dio en la vieja Europa y que no se han producido en ese otro mundo que todavía se encuentra bajo la dominación de regímenes teocráticos, donde se niegan los derechos humanos y la libertad.
Considerar a esos regímenes civilizaciones es un insulto a la dignidad humana, un ataque a la memoria de aquellos que en occidente y en otras partes del mundo dieron su vida por la libertad, desde las costas de Normandia hasta el Pacífico, es olvidar el holocausto. Es en definitiva es un pensamiento “gaseoso” condenado al fracaso y que nos sitúa en una posición de debilidad que en su fase más peligrosa proclama que la tolerancia frente a los intolerantes puede contribuir a reducir el riesgo, se equivocan estos, pues, lejos de disminuirlo lo aumenta. Podemos considerar, que incluso lo alimenta al situar y reconocer la intolerancia en un plano paralelo al de la libertad, no son planos paralelos, son antagónicos, puesto que por principio se repelen y se excluyen , son incompatibles. Y lo que, aún es peor, se les encuadra en un escenario internacional bajo el marco de la “cultura de las civilizaciones”.
Es en definitiva un pensamiento tan vacuo y equivocado como el que niega “la Europa de las Catedrales”, olvidándose de la influencia y del papel del cristianismo como elemento cohesionador en la andadura durante siglos de la vieja Europa, es olvidar, o lo que es peor aún, ignorar, que en la constitución de la actual Unión Europea los artífices tenían una profunda fe cristiana. A veces la ignorancia y el radicalismo dejan de ser atrevidos para convertirse en meros aparatos de propaganda al servicio de una reinvención de la historia, debe ser falta de memoria o mala fe. Confío que sea falta de memoria, esta , en ocasiones, tiene fácil solución , la mala fe, por el contrario, es de difícil tratamiento, no es una patología es una actitud.
El fascismo del Siglo XXI
El fascismo del Siglo XXI.
Hace ahora dos años aproximadamente, un joven madrileño murió apuñalado en Madrid a manos de una “escuadra” fascista que amparándose en nuestro débil sistema legal tuvo la posibilidad de poder salir a la calle con sus denostados símbolos que nos traen a nuestra memoria tristes recuerdos de muerte y desolación. Cuando una sociedad que después de una larga dictadura construida sobre la base de un golpe militar, en la que todavía hoy algunos que se nos presentan como alternativa de gobierno se niegan a condenar, es incapaz de crear un marco legal que impida la existencia de partidos políticos no democráticos, que utilizan símbolos como la bandera preconstitucional, el yugo y las flechas, la cruz gamada, o el litorio fascista, es una sociedad débil que no ha aprendido lo suficiente de su reciente historia.
Muy posiblemente los autores de la muerte del joven madrileño no saben quién fue ni Ramiro Ledesma , ni Onésimo Redondo, ni José Antonio Primo de Rivera, ni Ramiro de Maeztu, , ni la Brigada Político Social, Incluso negarán la realidad de los campos de concentración, las cámaras de gas, . La libertad, los partidos políticos los considerarán instrumentos de una sociedad débil, elementos perniciosos para la Nación. Tal sin sentido debe ser motivo de seria preocupación : algo debemos haber hecho mal como para estar en esta situación en estos inicios del siglo XXI.
Estos jóvenes representan un fascismo sociológico que de momento no ha encontrado ni el armazón ideológico ni el “conductor” que los aglutine en torno a un discurso populista , formalmente bien presentado que puede suponer para aquellos que en un momento determinado, ante la decepción de los partidos políticos tradicionales, puedan sentir la “atracción fatal” de algo diferente que les va a dar respuestas convincentes a los males de esta sociedad. El recurso a la inmigración, la idea de que los partidos no aportan soluciones , de que la seguridad es más importante que la libertad son los argumentos que utilizados con habilidad y con un buen aparato de propaganda pueden facilitar el salto del fascismo sociológico al ideológico. Llegado a ese punto la vuelta atrás es realmente difícil. España , a pesar del optimismo de algunos, aún no ha superado ciertos estilos autoritarios, todavía existe entre nosotros un cierto poso que rezuma cierta pestilencia ideológica.
Es injustificable la falta de respuesta en ámbitos como el de la Universidad : cómo se puede explicar esta falta de sensibilidad ante una muerte violenta por razones ideológicas. Sólo encuentro una explicación en la convicción de que estamos ante una crisis de valores de tal magnitud que hemos sido capaces de asumir como un mero incidente juvenil algo tan repugnante como la muerte de un joven por razones de odio ideológico, eso lo convirtió en enemigo al que hay que abatir y al que sus verdugos dieron muerte.
Los valores democráticos, la tolerancia y el respeto por los derechos humanos son elementos indispensables de una sociedad moderna , pero la debilidad y la falta de firmeza a la hora de enfrentarse a problemas como el de la muerte de este joven madrileño son señales claras de que tenemos mucho camino por recorrer para fortalecer nuestra sociedad ante las amenazas del fascismo.
Tomás Gil Márquez-Profesor de Derecho Constitucional
Hace ahora dos años aproximadamente, un joven madrileño murió apuñalado en Madrid a manos de una “escuadra” fascista que amparándose en nuestro débil sistema legal tuvo la posibilidad de poder salir a la calle con sus denostados símbolos que nos traen a nuestra memoria tristes recuerdos de muerte y desolación. Cuando una sociedad que después de una larga dictadura construida sobre la base de un golpe militar, en la que todavía hoy algunos que se nos presentan como alternativa de gobierno se niegan a condenar, es incapaz de crear un marco legal que impida la existencia de partidos políticos no democráticos, que utilizan símbolos como la bandera preconstitucional, el yugo y las flechas, la cruz gamada, o el litorio fascista, es una sociedad débil que no ha aprendido lo suficiente de su reciente historia.
Muy posiblemente los autores de la muerte del joven madrileño no saben quién fue ni Ramiro Ledesma , ni Onésimo Redondo, ni José Antonio Primo de Rivera, ni Ramiro de Maeztu, , ni la Brigada Político Social, Incluso negarán la realidad de los campos de concentración, las cámaras de gas, . La libertad, los partidos políticos los considerarán instrumentos de una sociedad débil, elementos perniciosos para la Nación. Tal sin sentido debe ser motivo de seria preocupación : algo debemos haber hecho mal como para estar en esta situación en estos inicios del siglo XXI.
Estos jóvenes representan un fascismo sociológico que de momento no ha encontrado ni el armazón ideológico ni el “conductor” que los aglutine en torno a un discurso populista , formalmente bien presentado que puede suponer para aquellos que en un momento determinado, ante la decepción de los partidos políticos tradicionales, puedan sentir la “atracción fatal” de algo diferente que les va a dar respuestas convincentes a los males de esta sociedad. El recurso a la inmigración, la idea de que los partidos no aportan soluciones , de que la seguridad es más importante que la libertad son los argumentos que utilizados con habilidad y con un buen aparato de propaganda pueden facilitar el salto del fascismo sociológico al ideológico. Llegado a ese punto la vuelta atrás es realmente difícil. España , a pesar del optimismo de algunos, aún no ha superado ciertos estilos autoritarios, todavía existe entre nosotros un cierto poso que rezuma cierta pestilencia ideológica.
Es injustificable la falta de respuesta en ámbitos como el de la Universidad : cómo se puede explicar esta falta de sensibilidad ante una muerte violenta por razones ideológicas. Sólo encuentro una explicación en la convicción de que estamos ante una crisis de valores de tal magnitud que hemos sido capaces de asumir como un mero incidente juvenil algo tan repugnante como la muerte de un joven por razones de odio ideológico, eso lo convirtió en enemigo al que hay que abatir y al que sus verdugos dieron muerte.
Los valores democráticos, la tolerancia y el respeto por los derechos humanos son elementos indispensables de una sociedad moderna , pero la debilidad y la falta de firmeza a la hora de enfrentarse a problemas como el de la muerte de este joven madrileño son señales claras de que tenemos mucho camino por recorrer para fortalecer nuestra sociedad ante las amenazas del fascismo.
Tomás Gil Márquez-Profesor de Derecho Constitucional
Reflexiones ante nuevos tiempos
COMPROMÍS, CIUTADANIA i PATRIOTISME
Potser ens hem acostumat des de ja fa un temps a conviure en un marc que fuig de la reflexió bé perquè la idea del políticament correcte s'estén a tall de mantell que pot acabar cobrint-lo tot, bé perquè en temps com els actuals el superficial i l'accessori es converteixen infinitat de vegades en transcendent. Potser les alarmants dades que ens posen en relleu la cada vegada mes baixa participació política dels ciutadans hagin de veure alguna cosa amb l'anterior. Però el cert és que ens hem acostumat a viure en un estat d'anormalitat social que exigeix un enorme esforç de reflexió per evitar entrar en una etapa de decadència.
L'esperpèntic funcionament fa uns mesos del servei de rodalies de RENFE, les cues en certs serveis públics, la situació de les autopistes, les pujades dels tipus d'interès que afecten a un sector tan important com l'habitatge, la precarietat laboral, els nombrosos casos de corrupció urbanística, el recent informe de Nacions Unites que situa a Espanya en una posició superior a EUA en el consum de cocaïna, el qual des de 1999 s'ha duplicat a Espanya, provocant que la taxa espanyola de consum és quatre vegades superior a la mitjana europea; lluny de provocar importants mobilitzacions entre la ciutadania, no han provocat de moment cap reacció de la societat civil. Si es detecta, al contrari un allunyament entre la ciutadania i els seus representants, fenomen que ara es denomina desafecció política, però que no per això hem de menysprear, més aviat al contrari, la progressiva disminució als índexs de participació és un clar indicador de disminució de l'interès pel col·lectiu que és substituït per un major individualisme que poc a poc va calant en la societat.
És moment de revitalitzar la societat civil, es fa necessari més ideologia i menys gestió. Contemplar la nostra realitat sota una òptica únicament basada en postulats tecnòcrates ens aboca una crisi de la que ens costarà molt temps recuperar-nos. Quan volem construir un model de societat inspiradora en els principis del relativisme, amb poques obligacions i molts drets, quan no prevalem l'esforç, el sacrifici, el treball i el patriotisme, podem entendre que els principis ètics sobre els que es deu fonamentar una societat que ha de prioritzar les persones estan en crisi.
En el marc de desesperació certs conceptes desapareixen o es buiden de contingut per donar pas a posicionaments relativistes on es pot justificar l'injustificable. A tall d'exemple s'introdueixen conceptes en l'àmbit de l'ensenyament que em produeixen estupor, PA, progressa adequadament. O situacions més absurdes com la dels pares que qüestionen que el seu fill pugui ser suspès, no s'adonen que és preferible suspendre en els primers anys d'ensenyament per suspendre en la vida. O iniciar campanyes contra el consum d'alcohol, i per un altre justificar que en certs esdeveniments l'alcohol sigui imprescindible, o decidim allargar l'horari de les discoteques, però no ens plantem que les biblioteques obrin a la nit o els dies festius. Ens falta coratge per prendre certes decisions per por que no s'entenguin, el fàcil és acontentar de forma fàcil i ser políticament correcte.
Per a construir una societat millor, més justa, més solidària hem de conservar allò que hem heretat i que ens ha permès avançar superant moments difícils. L'autoexigència, la disciplina, l'educació, l'esforç, el respecte pels altres, els valors, les obligacions, l'amor a la terra on hem nascut, la terra dels nostres pares, dels nostres avantpassats, el patriotisme, el recull dels nostres moments de glòria i de dolor, són elements que contribueixen a la nostra cohesió com a societat, esperançada en un futur millor. No només hem de pensar en la nostra llibertat individual, al vell estil liberal, ens hem d'endinsar en els valors sobre els quals s'aferma qualsevol comunitat sobre les que es pretengui construir un projecte col·lectiu de futur: l'esforç, el compromís, l'ètica, la dignitat de la persona i sobretot la transparència dels poders públics, aquests no ens poden defraudar mai.
Tomàs Gil Màrquez
Professor de dret constitucional i membre del Grup de Recerca “L´Estat, le Seguretat i la Llibertat” de la UAB.
Potser ens hem acostumat des de ja fa un temps a conviure en un marc que fuig de la reflexió bé perquè la idea del políticament correcte s'estén a tall de mantell que pot acabar cobrint-lo tot, bé perquè en temps com els actuals el superficial i l'accessori es converteixen infinitat de vegades en transcendent. Potser les alarmants dades que ens posen en relleu la cada vegada mes baixa participació política dels ciutadans hagin de veure alguna cosa amb l'anterior. Però el cert és que ens hem acostumat a viure en un estat d'anormalitat social que exigeix un enorme esforç de reflexió per evitar entrar en una etapa de decadència.
L'esperpèntic funcionament fa uns mesos del servei de rodalies de RENFE, les cues en certs serveis públics, la situació de les autopistes, les pujades dels tipus d'interès que afecten a un sector tan important com l'habitatge, la precarietat laboral, els nombrosos casos de corrupció urbanística, el recent informe de Nacions Unites que situa a Espanya en una posició superior a EUA en el consum de cocaïna, el qual des de 1999 s'ha duplicat a Espanya, provocant que la taxa espanyola de consum és quatre vegades superior a la mitjana europea; lluny de provocar importants mobilitzacions entre la ciutadania, no han provocat de moment cap reacció de la societat civil. Si es detecta, al contrari un allunyament entre la ciutadania i els seus representants, fenomen que ara es denomina desafecció política, però que no per això hem de menysprear, més aviat al contrari, la progressiva disminució als índexs de participació és un clar indicador de disminució de l'interès pel col·lectiu que és substituït per un major individualisme que poc a poc va calant en la societat.
És moment de revitalitzar la societat civil, es fa necessari més ideologia i menys gestió. Contemplar la nostra realitat sota una òptica únicament basada en postulats tecnòcrates ens aboca una crisi de la que ens costarà molt temps recuperar-nos. Quan volem construir un model de societat inspiradora en els principis del relativisme, amb poques obligacions i molts drets, quan no prevalem l'esforç, el sacrifici, el treball i el patriotisme, podem entendre que els principis ètics sobre els que es deu fonamentar una societat que ha de prioritzar les persones estan en crisi.
En el marc de desesperació certs conceptes desapareixen o es buiden de contingut per donar pas a posicionaments relativistes on es pot justificar l'injustificable. A tall d'exemple s'introdueixen conceptes en l'àmbit de l'ensenyament que em produeixen estupor, PA, progressa adequadament. O situacions més absurdes com la dels pares que qüestionen que el seu fill pugui ser suspès, no s'adonen que és preferible suspendre en els primers anys d'ensenyament per suspendre en la vida. O iniciar campanyes contra el consum d'alcohol, i per un altre justificar que en certs esdeveniments l'alcohol sigui imprescindible, o decidim allargar l'horari de les discoteques, però no ens plantem que les biblioteques obrin a la nit o els dies festius. Ens falta coratge per prendre certes decisions per por que no s'entenguin, el fàcil és acontentar de forma fàcil i ser políticament correcte.
Per a construir una societat millor, més justa, més solidària hem de conservar allò que hem heretat i que ens ha permès avançar superant moments difícils. L'autoexigència, la disciplina, l'educació, l'esforç, el respecte pels altres, els valors, les obligacions, l'amor a la terra on hem nascut, la terra dels nostres pares, dels nostres avantpassats, el patriotisme, el recull dels nostres moments de glòria i de dolor, són elements que contribueixen a la nostra cohesió com a societat, esperançada en un futur millor. No només hem de pensar en la nostra llibertat individual, al vell estil liberal, ens hem d'endinsar en els valors sobre els quals s'aferma qualsevol comunitat sobre les que es pretengui construir un projecte col·lectiu de futur: l'esforç, el compromís, l'ètica, la dignitat de la persona i sobretot la transparència dels poders públics, aquests no ens poden defraudar mai.
Tomàs Gil Màrquez
Professor de dret constitucional i membre del Grup de Recerca “L´Estat, le Seguretat i la Llibertat” de la UAB.
Saludos
Buenos días,
Considero que son momentos en los que debemos, desde la sociedad civil, hacer un esfuerzo por participar en los asuntos que en estos momentos son objeto del debate público y además hacerlo con valentía y sin complejos. La alta abstención que se ha producido en las recientes elecciones europeas, en Catalunya, aún por encima de la medida del resto de España, no debe obligar a pensar qué causas nos han llevado a esta situación y reflexionar acerca de qué pasa en nuestra sociedad donde el esfuerzo y la responsabilidad ceden paso a una cierta cultura de lo que yo denomino un exceso de materialismo e individualismo, de pensar a corto plazo que ya otros solucionarán muestros problemas. Tremenda equivocación, nosotros, como sociedad civil, somos la solución. Más esfuerzo, más compromiso, más patriotismo, en definitiva , más reflexión y pensar más en la comunidad y no en nosotrso mismos.
Considero que son momentos en los que debemos, desde la sociedad civil, hacer un esfuerzo por participar en los asuntos que en estos momentos son objeto del debate público y además hacerlo con valentía y sin complejos. La alta abstención que se ha producido en las recientes elecciones europeas, en Catalunya, aún por encima de la medida del resto de España, no debe obligar a pensar qué causas nos han llevado a esta situación y reflexionar acerca de qué pasa en nuestra sociedad donde el esfuerzo y la responsabilidad ceden paso a una cierta cultura de lo que yo denomino un exceso de materialismo e individualismo, de pensar a corto plazo que ya otros solucionarán muestros problemas. Tremenda equivocación, nosotros, como sociedad civil, somos la solución. Más esfuerzo, más compromiso, más patriotismo, en definitiva , más reflexión y pensar más en la comunidad y no en nosotrso mismos.
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